Por
favor, que alguien me corrija si estoy equivocado. Ayer tarde (10 de octubre)
el Sr. Puigdemont tras una retórica de mentiras, pretextos y rupturas con el
sentido común, procedió a declarar la ilícita independencia de su soñada república
catalana, para seguidamente instar al Parlament para que la suspendiese.
Literalmente
expresó: «el gobierno y yo mismo
proponemos que el parlamento suspenda la declaración de independencia para
emprender un diálogo sin el que es imposible alcanzar una solución acordada». Es
decir, según su propio discurso, con posterioridad a la intervención de los
distintos portavoces de los partidos políticos, se debería haber votado si el
Parlament suspendía o no la declaración unilateral de independencia… y ahí
viene el problema, no recuerdo la
votación. Por lo que en stricto sensu, si no se ha votado, la declaración
no ha sido suspendida.
Más
grave aún si cabe, el Sr. Puigdemont en su inmensa infalibilidad olvida o, en
un acto de soberbia, decide saltarse el artículo 4.4 de la suspendida ley 19/2017, de 6 de septiembre, del referéndum de autodeterminación, que viene a
establecer que si en el recuento de los votos válidamente
emitidos hay más votos afirmativos que negativos, el resultado implica la
independencia de Cataluña. Con este fin, el Parlamento de Cataluña, dentro los
dos días siguientes a la proclamación de los resultados oficiales por la
Sindicatura Electoral, celebrará una sesión ordinaria para efectuar la
declaración formal de la independencia de Cataluña, concretar sus efectos e
iniciar el proceso constituyente.
Queda
claro que con su propia legislación, debería de ser el Parlament quien proclamase la ilícita declaración de independencia y no el President de la Generalitat. -Por
cierto, salvo que nuevamente este equivocado, la Sindicatura Electoral no ha
hecho proclamación alguna de resultados.-
¿Olvido,
soberbia, desconocimiento…? En mi opinión, falta de respecto a los ciudadanos,
con tan solo una idea: retorcer las leyes y manipular la realidad hasta conseguir
a toda costa sus objetivos.
Que
se puede esperar de unos políticos que no solo se saltan la legalidad española,
sino también la propia legalidad que se han creado a medida. Demostrando un
proceder más cercano a una dictadura que a una democracia moderna. Y todo ello,
delante de periodistas y cámaras del mundo entero, sin rubor ni sentido del ridículo.
Y
luego se permiten decir que la democracia española es de bajo perfil. Si no
fuese por lo que nos jugamos como país, hasta me podría reír.
Pero
si esto no fuese suficiente, con posterioridad, todos los diputados
independentistas del Parlament catalán (72), de espaldas a la oposición, a su
propio parlamento y a lo expuesto por el Sr. Puigdemont, han firmado una declaración
de independencia, y donde en ningún párrafo se indica que ésta suspendida.
Otro tema, que daría para más de un artículo, es la escasa validez jurídica que puede tener la firma de ese documento. Escasa validez jurídica por no decir ninguna, tanto por las formas, como por el fondo y por inconstitucional.
Otro tema, que daría para más de un artículo, es la escasa validez jurídica que puede tener la firma de ese documento. Escasa validez jurídica por no decir ninguna, tanto por las formas, como por el fondo y por inconstitucional.
Todo cuanto se ha indicado me hace pensar, que la suspensión temporal de la declaración unilateral de
independencia para dialogar ha sido un intento de doble engaño.
El
primero, porque al no ser votada la suspensión por el Parlament, la declaración
unilateral de independencia ha sido formalmente declarada y en su delirio ha entrado en vigor.
Y
segundo, porque esa suspensión para dialogar no es más que una estrategia para
aparecer ante la prensa internacional como los grandes políticos con talante
negociador, subyugados por un estado intolerante.
El
tan traído diálogo no es más que una excusa para “poner la pelota en el tejado del gobierno de España”. No existe diálogo
cuando lo que se trata es de una imposición… o independencia o independencia.
La negociación debe versar, según ellos, en una negociación en plano de
igualdad con el gobierno de España, arrogándose de una cualidad jurídica que
esa hipotética república catalana no tiene.
No
puede existir diálogo cuando una de las partes impone su criterio, a sabiendas
de que es ilegal. Un diálogo sujeto a las leyes que ellos dictaminan y creadas
a su medida.
Una
exigencia de diálogo donde se impone una
negociación bilateral con España, con la premisa de un reconocimiento
internacional y que debe de finalizar con el nacimiento de su idílico país,
algo que por mucho que intento analizar, creo que no corresponde con el tiempo
que se ha dado (así mismo) el Sr. Puigdemont.
Un periodo de negociación que no sé muy bien en
que terreno y reglas se ha de jugar. ¿Bajo la legalidad española, que no
reconocen ni acatan? ¿Bajo la legalidad catalana, que ellos se han dotado a
medida y que vulneran cuando les viene en gana?... Una negociación reclamada bajo
la única premisa de su independencia. En definitiva, creo que no se puede
desafiar nuestro Estado de Derecho y la paz social y querer dialogar.
Sinceramente creo que el tiempo del buenismo ya
ha pasado. El Gobierno debe tomar las riendas del problema y traerlo a la senda
de la ley. Gobierno, policía, fiscales y jueces deben de restituir la ley.
Posteriormente, quien lo estime oportuno que propugne,
dentro de la ley, los cambios que pueda considerar y si el pueblo español
soberano y en su totalidad lo aprueba y acepta… así sea.
Está muy bien. Partiendo de que todo es nulo y absurdo, también se podría interpretar que lo que pide Poochi es que el Parlamento suspenda emitir la declaración de independencia a la que tendría derecho Cataluña. Porque se supone que era el Parlamento el que tenia que declararla
ResponderEliminarLo que han firmado aparte, no sirve ni para envolver el bocadillo, pero entre la ambigüedad de Poochi y el desahogo del papelito quiere entretener a los fanáticos.
El tema ahora es provocar para que aplique el 155 y así declarar la independencia con más motivo y supuestamente con más apoyos
Gran analisis a lo acaecido en el Parlament de Catalunya, a la burla de Puigdemont y de toda su troupe independentista.
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