viernes, 29 de abril de 2016

Crisis de valores: el absentismo

Posiblemente uno de los mayores problemas, de los males más extendidos, en las empresas y en la sociedad española actual, es el absentismo laboral. 

El absentismo laboral hace referencia a los periodos de tiempo en que un empleado se ausenta de su puesto dentro del horario de trabajo por causas justificadas reconocidas legalmente (incapacidad temporal, permisos relacionados con la actividad sindical...) o injustificadas (retrasos, salir a fumar, recados, cuidado de los hijos o de personas mayores, etc.).

A estos dos tipos de absentismo hay que sumarle un tercero: el absentismo presencial, que consiste en acudir al trabajo, pero dedicando una parte de la jornada a actividades que no guardan relación con las tareas propias del puesto que se ocupa. Consultar páginas web y usar el correo electrónico con fines personales son algunas de las más comunes.

Hay expresiones de nuestro vocabulario diario que debería de desaparecer y en todo caso avergonzar a quien las utiliza. Quien no ha oído alguna vez decir  me tomo la baja”. Conductas diarias que deberían de desaparecer y avergonzar, como usar en horas de trabajo Facebook, Whatsapp…

El otro día mientras tomaba un café escucho como un hombre de mediana edad y bien vestido despotricaba en voz alta, y no sin razón, mientras leía el periódico, de las constantes noticias de robos por parte de nuestros políticos. Al poco tiempo entra un conocido suyo quien al saludarle le pregunta por el trabajo y la respuesta fue la bomba: “me he cogido la baja porque ya no aguanto más a mi jefe”. Y mi pregunta es, ¿eso no es otra forma de robar? ¿de robar a tu empresa? ¿de robar a la sociedad?

El absentismo laboral supone una crisis de valores. El absentismo laboral, en cualquier de sus formas o variantes, es una falta de honestidad y honradez. Valores que siempre presuponemos en nuestros semejantes y que no siempre se dan y la falta de ellos acarrea grandes pérdidas a la sociedad.

Un elevado absentismo laboral puede contribuir a reducir la productividad de una empresa, provocarle problemas organizativos y generarle altos costes, ya que hay que cubrir el puesto del absentista, su ausencia puede provocar que haya maquinaria que no se utilice, etc.

Por todo ello, el control del absentismo es una de las tareas principales del departamento de Recursos Humanos.

El absentismo justificado por causas médicas es, probablemente, el más habitual. Conviene controlarlo a partir de los partes médicos y de las mutuas con el fin de cuantificarlo e identificar qué lo provoca, ya que en algunos casos la empresa puede intervenir para reducirlo aplicando una correcta política de prevención de riesgos laborales.

El absentismo injustificado relacionado con el incumplimiento del horario de trabajo puede controlarse a través de máquina de control de acceso o de la hora en que el trabajador enciende y apaga su ordenador u otras máquinas que utilice diariamente.

El absentismo presencial por el uso, con fines personales, de Internet, el correo electrónico o el teléfono puede reducirse con una adecuada comunicación. La empresa puede transmitir cuál es su política en esa materia en las entrevistas de selección o a través de una cláusula específica en los contratos de trabajo, de carácter informativo.

Es importante recordar que siempre que no se vulnere ningún derecho fundamental del trabajador, la empresa está autorizada a limitar el acceso a Internet y a otras herramientas o materiales que los empleados no precisen para llevar a cabo sus tareas. El empresario debe proceder a regular este asunto, comunicando fehacientemente a los trabajadores de su empresa los usos permitidos de los ordenadores y del acceso a internet, así como los mecanismos que se implantarán para su control.

De esta manera, si estas tecnologías se utilizan para fines privados en contra de estas directrices o prohibiciones, y con conocimiento de los controles y medidas aplicables, no podrá entenderse que al realizar el control se ha vulnerado "una expectativa razonable de intimidad".

Cualquier empresario, sea pequeño o grande, está facultado por el apartado tercero del artículo 20 del Estatuto de los Trabajadores para establecer las medidas de control y vigilancia que estime oportunas para comprobar que el trabajador cumple con sus obligaciones laborales.

La solución al absentismo laboral es algo muy complicado. Se debería de comenzar en la familia y las escuelas cuando se es niño. Inculcándoles valores, responsabilidad… Continuando después en las empresas, con una adecuada política de motivación. Estas son, sin duda, las mejores armas para luchar contra el absentismo.

Y pese a todo, pese a educación, políticas de motivación… colaboración con mutuas, seguimientos y todos los esfuerzos de una sociedad, el absentismo será muy difícil de erradicar. 

Voy a finalizar con algo muy polémico, y es que estoy convencido que el absentismo laboral es “genético” en un país como el nuestro. La picaresca española está muy arraigada y necesitaremos muchas generaciones para combatirla.


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